No solo adhiero, sino que me siento muy cerca de este precioso manifiesto porque creo que antes de la poesía de la inmersión ya estábamos inmersos en ella. Porque la poesía que me moviliza es sobre todo aquella que existe fuera del poema, cuando es por sí misma lo que es, sin necesidad de llamarla poesía. Cuando es todo lo que se mira y no se ve, pero se mira porque se sabe que está allí, no en un lugar preciso, sino donde se posa la mirada. En ese acto de contemplación, exterior o interior, donde lo contemplado se une silenciosamente, por inercia o intuición al lenguaje, es para mí donde vive la poesía, sea esta lo que sea.